El pelo, especialmente el de la cabeza, tiene una importancia biológica como, por ejemplo, reducir el daño que recibe nuestro cráneo cuando se da un golpe o protegernos contra los rayos del sol. Pero, sobre todo, el cabello tiene un efecto social y psicológico.
Por eso, la caída del cabello puede tener una repercusión muy grande en el estado de ánimo de la persona que la padece, resultando muy difícil de afrontar en muchas ocasiones. Si este es tu caso, en este artículo te doy algunos consejos para que puedas llevarla lo mejor posible y no condicione tu día a día.
¿Qué importancia tiene el cabello socialmente?
A lo largo de la historia y en todas las culturas, el cabello ha tenido un gran simbolismo, sirviendo de señal social de género, edad, estatus, valores y pertenencia a un grupo. El cabello, por tanto, es una declaración, ya sea elegido o impuesto. Los monjes con sus cabezas rapadas, los aristócratas europeos con sus pelucas e incluso el movimiento hippie lo ha utilizado como seña de identidad.
El pelo, además, juega un papel fundamental en la imagen que transmitimos a los demás a través de nuestra apariencia física. Es decir, participa en la percepción, pensamientos y sentimientos que generamos en las otras personas.
Para muchos, incluso, el cabello es un atributo físico que expresa la individualidad y juega un papel importante a la hora de sentirse atractivos.
De hecho, el cabello, a diferencia del pelo de otras partes del cuerpo, es fácilmente modificable, lo que nos permite tener un grado mayor de control sobre nuestra apariencia física. Podemos teñirlo, cortarlo y peinarlo para modificar nuestra imagen de una manera rápida y accesible a diferencia de otros rasgos de nuestra imagen corporal.
Los efectos psicológicos de la caída del cabello
Ante la caída del cabello se activan “las alarmas”, es decir, comenzamos a tener miedo y/o ansiedad anticipatoria a que se caiga más pelo, a quedarnos calvos, etc… Esto puede llevarnos a:
Pueden aparecer pensamientos rumiativos o repetitivos, así como catastrofistas del tipo “me voy a quedar calvo”, “ya no seré atractivo”, “no me aceptarán igual”, “no gustaré a mi pareja”…
También, debido a la caída del pelo, pueden manifestarse conductas compulsivas de comprobación como: mirarse continuamente en el espejo o en los escaparates al ir por la calle, buscar remedios en internet de forma muy recurrente o caer en la compra de productos mágicos.
En esta situación, por otro lado, es muy normal que aparezcan los sesgos cognitivos (trampas que nuestra mente nos juega y que distorsionan nuestra realidad). Debido a estos, puede que empecemos a “ver lo que esperamos ver”. Es decir, si nos miramos con la idea de que vamos a tener menos pelo, aunque no sea verdad, vamos a percibir menos densidad capilar.
Consejos para afrontar la caída del cabello
Estos efectos psicológicos sumados a que los tratamientos contra la caída del cabello requieren tiempo y paciencia, pueden ser muy estresantes para nuestro organismo.
Y, es que, los cambios cuando se inicia un tratamiento para la caída del cabello se producen de una manera muchas veces imperceptible en el corto plazo llevándonos a pensar que “nada mejora” y que como “nada cambia, no hay nada que hacer”, una respuesta que se conoce como “indefensión aprendida”.
Sin embargo, sí hay muchas cosas que están en nuestra mano y que nos pueden ayudar a llevar esta situación de una forma que beneficie a nuestra salud física y mental:
- Aprende a nombrar tus emociones.
- Relaciona las emociones con cómo las sientes en el cuerpo.
- Relativiza tu situación y no adquieras una postura catastrofista.
- Identifica los sesgos cognitivos en los que caes.
- Practica la regla del 10-10-10 (cómo me sentiré en 10 mins, en 10 meses y en 10 años).
- Practica el tiempo fuera. Si te vienen muchos pensamientos negativos a la cabeza intenta aplazarlos “ya lo pensaré mañana” y escríbelos en un papel. Aprovecha para hacer alguna llamada, salir a la calle o despejarte hasta que se reduzca la intensidad de la emoción.
- Ejercicio físico que ayuda a vascularizar la zona y compensar las hormonas del estrés como el cortisol (asociada a la caída del cabello).
- Una dieta saludable rica en hierro y vitaminas, que contenga los mejores alimentos para la caída del pelo.
- Garantizar el descanso nocturno.
Además, si lo prefieres, también puedes consultar con un buen estilista o peluquero especializado en alopecias para que te ayude a sacar el mayor partido a tu cabello o te aconseje sobre cuáles son las mejores opciones estéticas de acuerdo a tus gustos.
La caída del cabello no es un asunto baladí y tiene un gran efecto en nuestro estado de ánimo. Si ves que no puedes con todo y notas que la pérdida de cabello está afectando a tu autoestima y a tu día a día, no dudes en ponerte en contacto con un terapeuta para que te ayude.
Espero que estos consejos te hayan servido de ayuda y hayas comprobado que lo que te ocurre es algo muy normal por lo que pasan muchas personas.